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Take the Bridge

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Yo quiero ir a Tierra del Fuego. Y pudiera. Para alguien como yo — un chico bien, educado y bastante adinerado, Tierra del Fuego es un lugar tangible, un lugar real. Pero para los jóvenes protagonistas de la película Take the Bridge, no es un lugar alcanzable — no es un lugar real. Es más metáfora y representa lo que les hace falta: la libertad.

Sergio M. Castilla, director chileno de unas ochos películas hechas en varios paises y residente de Brooklyn desde 1979, ha realizado un filme bien interesante tanto por su forma que por su contenido. El cuento de los cuatro jóvenes de Washington Heights que se conocen en el hospital después de intentar suicidarse se relata en la forma regular del cine narrativo y también a través de una entrevista a otra joven del barrio de estilo documental. Esta mezcla crea la atmósfera de una leyenda — pero no una que pasó “long, long ago in a galaxy far, far away” sino acá, en esta ciudad, la semana pasada o ayer. Y esta técnica resulta fascinante.

La entrevistada, Dolores (Minerva Pascua), comenta lo que sabe de los cuatro por chisme y por su propio contacto con ellos. Este comentario es una técnica bien interestante — y bien hecho — mucho mejor para este tema que la famosa narración en “voice over”. Una persona fuerte, energética, agradable y sin pretensión, Dolores aumenta la historia, comentando lo que pasa y también en los temas que aparecen. Debate, por ejemplo, los usos de las palabras “maricón” y “bugarón”, las personas deprimidas, la condición de la mujer, etc.

Los cuatro jovenes — que tienen como viente años — son Antonio (Francisco Delgado), un traficante de drogas  muy machista y violento; Lorena (Angelica Rodriguez), una dominicana de tipo “fiery latina” cliché que está embarazada; Jackie (Ruth Sullivan), una gringa pelirroja que trabaja de puta; y Elías (Adrián V. Castilla, hijo del director), un chico más loco que deprimido, un artista obsesionado con la idea de la libertad y los libertadores de las Américas — tanto que habla con el mismo Bolívar. Es Bolívar quien ha mandado a Elías que tome el puente — The George Washington Bridge (otro libertador) — y así liberarse de sus circunstancias malditas. Elías convence a los tres de su clique que pueden escaparse, cruzar la puente y viajar hasta Tierra del Fuego, el punto más lejo de las Américas.

El filme muestra las relaciones tormentosas entre los cuatro — y los líos en que se ubican en el barrio con traficantes de drogas, padrastros tiránicos, padres que se han ido, y fantasmas.

Así, en Take The Bridge se ve como nuestros padres y las circunstancias en que nos criamos nos condicionan, como determinan de alguna manera nuestras vidas. El papá de Antonio era alcohólico violento, el hijo también. La mamá de Lorena — la embarazada — casi se vende a hombres con dinero — como puta no profesional. Y la mamá de Jackie, igual que la hija, sí lo hacía de profesional. El Elías está enfermo de la cabeza. Se siente muy oprimido y ama demasiado a la vida. Es él quien sueña con una vida mejor y intenta de sacar los demás de su prisión.

La actuación en la peli es más o menos porque el reparto consiste de no-profesionales o actores con poca experiencia. (El joven Castilla era estudiante en NYU Tisch cuando filmaron y los demás en CCNY.) Hay momentos forzados y obvios que parecen muy planificados, y la mayoría de los actores con partes menores crean un ambiente de low budget. Entre los jóvenes, Castilla y Sullivan crean los personajes más líquidos y misteriosos — que resulta en momentos más poderosos e interesantes.  Y Pascua, la bochinchera, se ve como la más veterana de los actores.

Take the Bridge tiene éxito en que crea una atmósfera que elimina el prejuicio para que veamos mas allá de los estereotipos y entendamos mejor a los protagonistas y asi a nosotros mismos. Para hacer eso, este veterano director usa el liricismo en el cuento de los jóvenes y elementos documentales — Dolores, unas escenas improvisadas con unos viejos que juegan el ajedrez en el parque y unas montajes del Washington Heights real.

Castilla (director/escritor/productor) deja abierto el final. No sabemos lo que les pasó a los cuatro cuando finalmente se fueron, explica Dolores. La gente que chismean tienen sus teorías, pero ya son leyenda — aunque un leyenda contemporánea. Como todas leyendas nos da un mensaje:  Hay que intentar de entender a una persona que intente a suicidarse — (el padre del director Castilla lo cumplió) — o a quien sea. Somos más que enfermos o deprimidos o putas o gangsters o gringos o dominicanos. Hay que entendernos para salvarnos de la oscuridad del mundo humano. Y esto cuesta un esfuerzo, un cambio de liberarse de su condición. Es que hay que tomar el puente para encontrar la libertad, nuestra Tierra del Fuego donde quiera que esté.

Last available showing:

Fri., May 4, 8:30pm
Pace Schimmel Center
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