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Crónicas de aeropuerto

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Estaba super claro de lo que quería escribir, traía el bolígrafo, el papel y una idea bien divertida para desarrollar durante las 5 largas horas que duraría nuestro vuelo a la Ciudad de México cuando de repente, la oficial del TSA vió mis documentos y advirti;o, con ese aire mañanero poco alegre que tiene cualquiera que está trabajando a las 6 am, que había sido elegido para el exhaustivo y detallado chequeo que algunos pasajeros, escogidos al azar, tenemos que vivir como consecuencia de esa caza de terroristas que tiene a este país de cabeza.

Después de unos cuantos vuelos había logrado descifrar que, cuando aparecen unas “SSSS” en el extremo inferior derecho del boleto, has sido escogido para esa breve cita íntima con un oficial de seguridad aeroportuaria.

Este descubrimiento me llevó a otro: cuando sabes que te toca el chequeo y se lo comentas al oficial que te ve los documentos (“Sra, sra me tocó el random, asi que dígale al tigre aquel que se ponga los guantes que no me bañé ayer tampoco”), los oficiales te dejan pasar liso, basados en la idea de que si tenías algún arma de destrucción masiva y sabes que te toca el chequeo, ya te deshiciste de ella, la botaste en el baño o te la comiste.

Esta mañana andaba distraído, no me fijé en el boleto y allí estaba, encerrado en un cuadrilátero de cristal, viendo a la gente verme con esa cara de “menos mal que no me toco a mí”, y observando el live reality show de cómo una señora que no habla inglés estaba a punto de perder el vuelo, pues se dió cuenta al rato, de que quien la chequeó no le devolvió el boarding pass. Traté de meterme a traducir, en vista de que nadie sabia lo que le pasaba a la doñita y los oficiales, que aún no la entendían, me mandaron a callar como me callaba aquella profesora de historia cuando le decía que mi segundo apellido no era ningun chiste.

En fin, pasan como 10 minutos de Cheo parado y aparece este Michael Jordan de dos metros con aliento a hash browns; me dice que señale mis bolsos, que lo siga, y que me siente con los pies en alto mientras él pasa esos trapitos anti terroristas a mis cosas (antes, cuando hacían eso, me ponía nervioso pensando en todos los olores que circulan por el aire cuando los Amigos Invisibles hacen un show, ya estoy más tranquilo pensando que lo que en realidad buscan son esas cosas que ahora dizque están en los shampoos). El oficial me advierte que todo está bien con mis bolsos y me pide que me ponga de pie.

Arranca con el tubito que suena pic, saco lo que me quedaba en los bolsillos, él me mantiene de pie con los brazos abiertos mientras me scanea con el aparato, me deja saber que también le echó ketchup a sus papas cada vez que me habla, media vuelta, levanta el brazo, levanta el otro, me agarra aqui, me agarra alla, se pasa un poco y cuando me pongo de frente el aparato advierte la presencia de algo metálico justo cuando me lo pasan por el paquete entrepiernal, el hombre desconfía de lo que oye y lo vuelve a pasar…pic, me levanto el suéter, me percato de que pantalón tiene botones de metal en lugar de cierre, el broder “pic” otra vez, me mira de frente y me pide, por favor, que desabroche el pantalon: cooñoooo!! Cómo es la vaina?? (Pardon me?); el señor me mira y me pregunta que si quiero ir a un sitio privado, y la sola idea de estar con este hombre de dos metros, con los pantalones abajo me convenció de desabrocharme discretamente (no sin antes recordar todas las veces que mi mama me insistió en que siempre debía ponerme ropa interior decente porque uno nunca sabe); ahí mismo el pana escaneo y constató que en efecto los botones eran los que sonaban y que, lamentablemente, no tengo el miembro como Supermán.

“You are good to go” me dice el Michael Jordan; se voltea, se va y ahí quedo yo: sin zapatos, con el pantalón desabrochado y con esa cara de ponchado.

Me reincorporo luego unos minutos, camino hacia la puerta y allí están todos los amigos sentados frente al avión en silencio, con la misma cara. Dejenme adivinar, les tocó el random?

El empresario mexicano compró los pasajes en efectivo, y al parecer, eso detona todas las alarmas terroristas, al igual como cuando compras un ticket que no es ida y vuelta, o cuando la vuelta no es por la misma aerolínea.

Ya en el avión, hacia las paces con el TSA pensando en los jodidos que estamos todos con esto de la guerra. Que cagada!!

Eso me acaba de recordar la teoría que me contó un colega texano acerca de como se comunican los talibanes. Pues, según él, parece que abren una cuenta de hotmail, todos saben el password, se meten, escriben el mensaje y, en lugar de mandarlo, lo dejan en el draft para que quien se meta la próxima vez lo lea, lo borre y escriba el suyo. Brillante, no? Tamos jodios!! Que vaina!!

El autor, también conocido como DJ Afro,  es el guitarrista del grupo Los Amigos Invisibles y  de aeropuertos…el sí sabe!