Ayer estuve en la fiesta lanzamiento del Tribeca en el Apple Store. Pedían en la puerta un RSVP que no había hecho, y luego de unos minutos los convencí. He entrado a varias canchas de fútbol y conciertos de Buenos Aires, siempre hablando con buenos modales y cara de buenito, asi que las puertas del Apple Store no eran amenaza. Ademas con la plata que invertí en sus productos me tendrían que tender alfombra roja. Si hasta les mostré mi Nano… Dentro del store había una masa de gente a los gritos, comiendo y tomando, y tomando, y tomando. Se hizo costumbre en este tipo de eventos que la gente te pregunte por tu film, o te mire la credencial y te diga “oh, Pablo? Where are you from?” (por lo menos no me dicen Pedro). Entre networking y tragos hablé del orgullo de Remezcla y termine confesando mi niñez frustrada por no tener un perro en casa. Me llamo la atención como el store tenía el setting original con todos los productos a disposición. En Argentina se hubiesen llevado al menos un mouse o rayado algún iPhone como protesta por tenerlo bloqueado. Me reencontré con gente del año pasado, y como grata sorpresa el team de varios latinos que el año pasado participó del All Access con el guión de “Beyond the Mat”, acaba de hacer wrap de su film hace unos días. Eran las doce de la noche, y la música seguía sonando, y los tragos seguían saliendo. Me volvió a sorprender que no nos echen a todos, ya que la mayoría de los eventos nocturnos del festival son “from 6 to 8”. Pero el deber me llamaba para escribir mis primeros reviews y levantarme temprano para press screenings. Al salir del store llegué al subway y me volví a sentir como en Buenos Aires: el servicio del 7 a Queens no funcionaba. Eso me pasa por no vivir en el SoHo. Ahora debo dejarlos porque en el moderno filmmaker lounge me están ofreciendo unas tiras de asado con mollejitas. Perdón, son popcorns con powerbars. Es que dormí poco.