Hace un año, Marcell Dachamp y Aeon, o los “piratas del tercer mundo,” como se han denominado a sí mismos para su primera exposición, desembarcaron en la ciudad de Nueva York en un buque que los traía desde Venezuela y Colombia haciendo escala en Miami y México. El arte de la piratería es tan antiguo como el arte de viajar. De etimología griega, πειρατης (peirates), viene del verbo πειραω (peirao), que significa “esforzarse”, “intentar conseguir algo” o embarcarse en una serie de aventuras con el fin de hacer fortuna. Hoy en día el plagio, saqueo, despojo, son considerados sinónimos de piratería, término muy utilizado hoy en día en relación a América Latina. Trabajando a partir de materiales reutilizados y siguiendo las tradiciones del graffiti y street art, los piratas Kevin Escalona y Lorenzo Gómez han llegado hasta Nueva York para dar su primer golpe. Grace Exhibition Space se ha prestado como el espacio para este primer asalto en el que los artistas han utilizado sus más poderosas y eficaces armas: su creación artística.
Tanto los graffitis como obras de street art ya han sido exhibidas en museos, galerías y espacios interiores, hecho que le ha valido a ambos estilos el reconocimiento oficial del mundo del arte. En este caso, las obras de Marcell y Aeon han transgredido sus propias fronteras espaciales, ya que Grace Exhibition Space se ha donado a sí mismo como un todo en blanco donde los piratas han dado rienda suelta a su creatividad y han atacado el espacio como jamás lo habían hecho, pues en este espacio sus obras han sido solicitadas y, por tanto, son legales. A estos piratas, Grace Exhibition Space les ha otorgado una patente de corso y les ha dado el derecho a hacer y expresar lo que quieran.
Aunque ambos han tenido formación artística reglada, es en las calles donde aseguran que han aprendido más. La gente, el entorno urbano en el que desarrollan su vida cotidiana y la situación sociopolítica en la que viven son los temas sobre los que versan sus trabajos. Llegaron a la ciudad con un montón de ideas y sus propias herramientas de trabajo las han encontrado aquí: sus obras están realizadas a partir de la experimentación con diversos materiales y estilos y han sido creadas in situ a partir de materiales locales. Periódicos, maderas, plástico, papel, cartón, spray, rotuladores, pintura, video, fotografía, performance, luz, sonido, muros, un gallo gigante, una hip-hopera, hongos que se asoman por bajo de los pilares, humo en las obras, una banda de música, niños proyectados, una cama un hombre que descansa plácidamente en la hierba, Fidel Castro, la guerrilla, lo prehispánico, lo latino…todo ahí, en una ensalada de esas que nos compramos en Midtown a las que les echamos de todo y resultan riquísimas.
Siguiendo la tradición del graffiti latinoamericano, los trabajos de ambos artistas se centran en provocar una reflexión en el espectador ante una situación de denuncia. Para esta exposición, Aeon y Marcell se han dedicado a recolectar noticias internacionales de 2006 y a volcar sobre éstas sus palabras, colores, proyecciones, etc. La exposición ha sido concebida como una obra en conjunto, por lo que ninguna obra tiene título. Presenta una lógica simbólica en la que se manifiestan las relaciones personales, pensamientos y estímulos de sus creadores frente a unos hechos concretos. Los trabajos de Aeon plasman una determinada situación política de conflicto representando a la Guerrilla o a líderes políticos como Fidel Castro y l as obras de Marcell denuncian una situación social actual: el contraste entre los países de América Latina y los Estados Unidos.
Lo más interesante es que la propia exposición desafió al tiempo, pues no se completó hasta el final de la noche de la inauguración. Incluso varias de las obras se concluyeron durante el evento. La primera fue enteramente realizada por el público, quien dejaba sus mensajes o dibujos en un mural en blanco que diferencia entre “ciudadanos americanos” y “extranjeros.” La segunda fue un performance especial realizada por Marcell en la que intervenía sobre dos imágenes proyectadas sobre el muro. Las imágenes de una habitación y un grupo de niños habían sido previamente pintadas y dibujadas sobre él. El performance de Marcel Dachamp consistía en pintar partes del muro en blanco con un rodillo revelando la verdadera imagen proyectada. Al sonido de la actuación en directo de “Navila,” Marcell nos descubría la dualidad entre ambas sociedades en una misma imagen. En este caso, la imagen proyectada no se utiliza como antes se empleaba la cámara obscura, es decir, como un medio para la realización de obras, sino que la proyección es la primera capa conceptual de la obra, revelada parcialmente al concluir el performance.
Esperamos, pues, poder descubrir más sobre Kevin Escalona y Lorenzo Gómez, con o sin parches en el ojo o patas de palo, pero sí con la misma energía, fuerza y determinación por hacernos llegar sus mensajes de esa singular manera.