La Cumbiamba Eneyé

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A pocos minutos de comenzar la función nocturna, Andreas Guarín se ocupa de acomodar su cabello rizo negro, de corte mediano, un poco más arriba de los hombros, y de sacudir con fuerza las maracas, como para confirmar que aún puede contar con ellas para la jornada de turno. Mientras, Jaime Opina instala el micrófono justo a la altura de la boca de Andreas, asegurando que el sonido sea uno claro, que permita que su compañero pueda transmitir con su voz el ritmo de esa joya suramericana, Colombia.

Junto con Andreas y Jaime se encuentran sus otros dos cómplices, Ihan Betancourt y Martín Bejarano, afinando sus instrumentos para entregarse a una noche de música y tradición, traídas directamente desde los confines más recónditos de la nación que parió a García­a Márquez y que vio morir a Gardel.

Se denominan a sí mismos como La Cumbiamba Eneyé: una mezcla de sabor afro colombiano con líricas para reír, amar, bailar y sentirse latinoamericano. La realidad es que son más de cuatro. La orquesta está compuesta de hasta 10 músicos, pero la cantidad de artistas en tarima se vio obligada a reducirse por el limitado espacio que se les proveyó esta noche.

Sin embargo, eso no aguó la presencia de la agrupación en Camaradas, un bar-restaurante ubicado en el corazón del Spanish Harlem -115 y Primera Avenida -y donde todas las semanas el pequeño rincón reservado para presentaciones musicales atrae al público que ahora escuchar el sonido patrio de cualquier esquina del continente hispano parlante.

Los ritmos de la costa del Atlántico y del Pacífico son los protagonistas de esta jornada musical en la cual el conjunto atraviesa la cumbia con una deliciosa mezcla de la diáspora musical africana con sonidos indígenas y europeos, y que, junto a la voz de Andreas y el acompañamiento de sus tres compinches se hilvanan entre si para hacer vibrar hasta al mas sólido de los cimientos.

“La Pollera Colorá”, “La vida vale la pena”, “Encarnación,” “No lo mates,” “Puya puyara,”Vámonos caminando” y “Caderota” fueron algunas de las piezas musicales que La Cumbiamba Eneye interpretó, logrando que más de uno se pusiera de pie para intentar seguir con el baile el contagioso ritmo. Aún a pesar del diminuto espacio, la banda alcanzó proyectar legítimamente el sonido punzante de la percusión africana con la gaita europea para así­ engendrar un ritmo fresco, que aunque evoca los tiempos coloniales sigue evolucionando sin abandonar su origen.

Bajo la dirección musical de Ihan, quien también estuvo a cargo del tambor alegre, Andreas, en la voz principal y con las maracas; Martín en la tambora y Jaime con la gaita, estos cuatro músicos paisas dieron rienda suelta al sabor colombiano que los une como nación que los vió nacer, y también los transforma en artistas de un género que se niega a morir.